22 abr 2024 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

La huella de Lastigi: Una ciudad tartésica bajo el Campo de Tejada

Unas imágenes de escáner LiDAR revelan la existencia de una estructura urbana "fuera de lo común" en fincas de Escacena y Aznalcóllar, en plena zona minera. 

21/04/2024. Huelva Información. Paco Muñoz.

La tierra, por dentro, no brilla. Debajo es oscura, por muchos tesoros que contenga, y aún así, la luz de los metales que alberga ha atraído a lo largo de todos los tiempos a los hombres de todas partes del mundo. También lo hizo, claro, en la tierra que hoy confluye entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, que durante milenios fue excavada con extraordinaria pericia por sus pobladores, sacando de sus entrañas el rico mineral que aún hoy esconden, fundiéndolos y convirtiéndolos en rutilantes piezas de cobre, oro y plata ante el asombro de los mercaderes y navegantes que llegaban a buscarlas desde lejanas tierras. Las civilizaciones más poderosas ansiaron y explotaron sus riquezas: fenicios, griegos, cartaginenses o romanos quedaron deslumbrados por su brillo y tomaron sus territorios, y sus hombres más sabios e ilustres escribieron, admirados, sobre ellos y les pusieron nombre: tartesios, les dijeron, y después turdetanos, “los más cultos de los íberos”, como los definió Estrabón. Hablaron de ellos en sus libros, en los que los idealizaron hasta construir la imagen de una civilización mítica cuya fama todavía perdura pero de la que apenas queda rastro.

Poco a poco, la arqueología ha podido ir desgranando algunos de los secretos que envolvían la leyenda. Hallazgos como el del tesoro del Carambolo, que abrió la puerta a la existencia real de la civilización de Tarteso, o los del cabezo de La Joya y la ciudad de Tejada la Vieja han ido dando pistas acerca de lo que fueron y también de lo que no fueron, pero aún quedan muchas preguntas sin respuesta, como por ejemplo cómo se organizaban territorialmente o bajo qué formas de gobierno. ¿Fue Tarteso un reino, como narraron los clásicos, o se trató solo de una especie de sociedad mancomunada, un simple conjunto de poblaciones independientes? ¿Qué tenían en común, además de una cultura compartida? Las respuestas solo pueden encontrarse, de momento, en Tejada la Vieja, que es la única ciudad tartésica que puede investigarse ‘in situ’. El resto de  las que se conocen reposan bajo poblaciones ‘vivas’, como es el caso de Huelva, y de las que no se conocen no se sabe más que sus nombres y algunas pistas perdidas en medio de la historiografía y la literatura. Para llegar a entender la auténtica ideosincrasia de Tarteso sería necesario excavar más ciudades como Tejada. El problema es que encontrarlas sería, más que una probabilidad, un milagro. O tal vez no.

Para hacerse una idea de cuáles eran y dónde estaban las ciudades de Tarteso hay que acudir a los textos clásicos. De ellos, por ejemplo, se puede deducir la ubicación de algunos de sus puertos y poblaciones principales. Los tartesios, escribió Estrabón, fundaron su ciudades en las orillas de los ríos y en sus esteros, donde llegaron incluso a abrir canales para poder conectarse por barco las unas con las otras y, por supuesto, para salir al mar a través del ‘Sinus Tartesii’, la actual Ensenada de Huelva. Muchas de esas ciudades han sido ya identificadas (“Asta, Nabrisa, Ónoba y Osónoba” existen hoy bajo Jerez de la Frontera, Lebrija, Huelva y Faro, por ejemplo), pero el territorio en el que se desarrolló Tarteso fue mucho más grande. Creció en el entorno de la desembocadura del río Guadalquivir, el llamado Lacus Ligustinus (donde vivían del comercio y el aprovechamiento de sus grandes recursos agropecuarios) y se expandió en un entramado de poblaciones asentadas, en camino ascendente hacia las minas, a lo largo de los ríos Tinto y Odiel, por el oeste, y al noreste a través del curso del ‘Maenuba’, nombre romano del actual río Guadiamar, que por entonces era navegable hasta los grandes yacimientos de plata de Aznalcóllar. Plinio, el célebre geógrafo romano, se refirió a algunas de estas ciudades en su ‘Historia Natural’: Olóntigi, Laelia y Lastigi, y aunque hay un relativo consenso sobre la ubicación de las dos primeras en Aznalcázar y Olivares, donde se han encontrado restos de la época, la situación de Lastigi es completamente desconocida. Los arqueólogos llevan desde los años treinta del siglo pasado buscando la ciudad en el entorno de Los Merineros, donde se ha catalogado un yacimiento de origen romano, pero su ubicación exacta sigue siendo una incógnita. O lo era hasta hoy.

Una casualidad

Como casi todo lo relacionado con los descubrimientos arqueológicos, lo que esconde el paraje de la Dehesa del Prado se encontró por casualidad, por un paseo, aunque los sucesos posteriores tampoco le andaron a la zaga si a serendipias se refiere. La historia transcurrió más o menos así: en el año 2009, durante una caminata por el campo, Juan Antonio Figueras, que además de licenciado en Geografía e Historia es presidente de la Asociación Defensa de la Cultura y la Naturaleza (Adecuna), se topó con lo que parecía un conjunto de piedras acordonadas, algunos muros enterrados, restos de cerámicas y lo que parecían unas construcciones rectangulares que rápidamente identificó como protohistóricas y “posiblemente”, explica, de origen tartésico, ya que presentaban “formas muy parecidas a las que pueden verse en Tejada la Vieja”, con algunos tramos en los que incluso se apreciaban lo que podían ser calles “perfectamente alineadas”.

Lo extraordinario del hallazgo, unido a que sus dimensiones parecían “fuera de lo común” (llegaba de un lado al otro del arroyo de Barbacena) motivó a Figueras a estudiar el terreno y, tiempo después, ya  en 2021, a elaborar un informe y entregarlo a la Consejería de Cultura. Desde entonces, cuenta el presidente de Adecuna, no supo “nada más” hasta que la suerte volvió a hacer de las suyas a finales de 2022, cuando el ingeniero de montes Manuel Hidalgo se puso en contacto con él para contarle lo que había encontrado durante la realización de unos trabajos de cartografía con datos de escáner láser LiDAR: una inesperada sorpresa  en forma de gigantesca estructura bajo el suelo, formada por lo que a todas luces parece no uno, sino varios núcleos urbanos que se extienden a lo largo de casi 100 hectáreas, el más pequeño a un kilómetro exacto de Tejada la Vieja y el más grande, a tres.

El procesamiento de datos del LiDAR genera un modelo digital del terreno que, a partir de sombreados y la aplicación de diferentes filtros, muestra las anomalías del suelo, “diferencias de cota milimétricas”, comenta Hidalgo, “que en la mayoría de los casos pueden pasar desapercibidas al ojo humano”. A diferencia de la fotografía aérea, el LiDAR es capaz de mostrar indicios de lo que está justo debajo del suelo, y por eso su aparición está revolucionando el mundo de la arqueología. Las imágenes generadas por el escáner en el entorno de la finca, situada en los términos municipales de Escacena del Campo (en Huelva) y Aznalcóllar (Sevilla), a uno y otro lado del arroyo Barbacena, son más que asombrosas a simple vista porque muestran un urbanismo “muy parecido al de Tejada la Vieja”, explica Figueras, solo que muchísimo más grande: “Si es tartésico, posiblemente sea más grande que la propia Huelva protohistórica”, asegura Hidalgo. ¿Qué es lo que se esconde bajo el suelo de la Dehesa del Prado? “A la vista de los datos que se están barajando, tenemos ante nosotros una ciudad, aunque solo la arqueología podrá confirmarlo”, asegura el arqueólogo subacuático e investigador de la UHU Claudio Lozano, que también se atreve a ponerle nombre: “la potencia del yacimiento que ha aparecido, su ubicación y su relación con los yacimientos y las vías navegables del entorno parecen indicar que Lastigi ha sido finalmente descubierta”.

Hidalgo y Figueras tampoco tienen dudas al respecto: coincide la ubicación que Plinio hace de la ciudad, coinciden tanto el urbanismo como el tipo de construcciones que se intuyen a partir de las imágenes del LiDAR y, por último, coincide con otra pieza importante del puzzle: las monedas. Ellas son “el primer testimonio material de la existencia de esa ciudad”, explica Lozano, y la mayor parte de las monedas de Lastigi que se conocen han aparecido en el entorno de Aznalcóllar. El especialista en numismática Francisco Jordi destaca además que existe “una iconografía análoga” con las monedas identificadas de Laelia y Olontigi, de modo que, como escribió Plinio, es muy probable que efectivamente estuvieran “próximas entre sí”. Jordi cree que es evidente que “existió una alianza, al menos comercial, entre estos tres enclaves” citados por Plinio y “asociados a la vega fluvial del río Guadiamar”, pero además “habría que sumar un cuarto enclave, unido a través de un afluente de este río, que fue mucho más importante y que encabezó esa conurbación”: lbitugir, la antecesora de la Ituci romana, situada en Tejada la Nueva (llamada Elibyrge por los tartesios) fue, dice el numismático, la ciudad que "inició la monetización" del entorno. Su moneda, la más antigua de la zona, "debió de circular por el resto de ciudades", por lo que todo apunta a que "estamos hablando de una región en sí misma".

De hecho, la cartografía LiDAR no muestra solo un espacio urbanizado, sino dos grandes zonas, de alrededor de 30 hectáreas cada una y alejadas entre sí unos kilómetros, además de algunos pequeños núcleos situados entre las dos. Es posible que en realidad todas esas construcciones formaran parte de un todo, o que se tratara de poblaciones vecinas, o quizás de un área industrial y una urbana de la misma ciudad, o incluso de una necrópolis (quién sabe si la de Tejada la Vieja, que se encuentra relativamente cerca y que aún no se ha localizado). Lo cierto es que la hipótesis de salida, que Lastigi ha sido descubierta y que es posible que permanezca casi en su totalidad bajo el suelo de la finca, abre todo un mundo de posibilidades a la investigación sobre Tarteso, como asegura Claudio Lozano: “La aparición de una ciudad de estas características nos ofrece la capacidad de analizar su registro arqueológico completo, entender su diseño, evolución y función geoestratégica. Este tipo de asentamientos tienen que excavarse para que entendamos la dinámica sincrónica y diacrónica del territorio, es decir, cómo era en su tiempo, cómo se relacionaba con otros asentamientos y cómo ha cambiado con la superposición de otras culturas a lo largo de su historia”.

Sin protección

Si lo que captaron los datos LiDAR es Lastigi (y para confirmarlo solo hace falta excavar), se trataría, afirma Lozano, de “una muy buena noticia para la arqueología y una gran oportunidad para conocer aún más del mundo tartésico”, al que, pese a su evidente relevancia histórica en toda Andalucía occidental, se le ha prestado menos atención científica que a otras civilizaciones posteriores: “hay aspectos culturales turdetanos y tartésicos que quedan aún por identificar en una tarea más sutil, como la identificación de las redes indígenas originales, su urbanismo, la gestión del territorio, las vías de comunicación o su tecnología”. El problema -siempre hay alguno- es que el yacimiento aún no está protegido por la Consejería de Cultura de la Junta. De hecho, ni siquiera, a pesar de los informes y denuncias presentados, ha intervenido en el terreno, como explican desde Adecuna.

Al mismo tiempo, se da la circunstancia de que las fincas están incluidas en la zona de sondeos de la empresa minera Pan Global Resources, por lo que sobre la mesa está, no solo la desprotección, sino también el riesgo de destrucción de nada menos que una “ciudad perdida”, que no está en el Amazonas ni en oriente medio, sino ahí mismo, en un campo de olivos y dehesa entre Huelva y Sevilla. “Toda una ciudad”, insiste Claudio Lozano, que está “deseando hablarnos y que nos conozcamos”. Toca ahora “que la arqueología pueda actuar” y arroje toda su luz sobre lo que sea que esconde la rica tierra del Campo de Tejada.

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17 abr 2024 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas: ,

Tres civilizaciones de Sevilla camino del Patrimonio Mundial

El yacimiento de la Edad del Cobre de Valencina, con sus nuevos hallazgos, entra en la carrera junto a la Itálica romana y la Carmona cartaginesa el olimpo de la Unesco. 

17/04/2024. ABC. Javier Macías. 

Sevilla es una torre de Babel que se ha ido forjando a lo largo de su historia milenaria, cuyas civilizaciones siguen aflorando conforme se va desenterrando el pasado. El último hallazgo ha sido en Valencina de la Concepción, como adelantó ABC de ...

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14 abr 2024 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

Un nuevo hallazgo certifica que el yacimiento de Valencina es único en toda Europa

Las obras de la biblioteca municipal sacan a la luz un recinto amurallado con una estructura singular hecha en adobe y una cabaña bien conservada. 

14/04/2024. ABC. Rocío Vázquez. 

Un nuevo hallazgo en las obras de la biblioteca municipal de la localidad sevillana de Valencina de la Concepción convierte al yacimiento prehistórico en un enclave único en Europa. Los arqueólogos se muestran entusiasmados con la envergadura de un descubrimiento «grandioso» en pleno centro ...

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12 abr 2024 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

El Dolmen de Soto, uno de los más importantes de Europa, protagonista del Museo de Huelva

Interesantes actividades durante la semana dedicada al Dolmen de Soto en el Museo de Huelva. 

12/04/2024. Huelva Información

El Museo de Huelva ha organizado una semana dedicada en exclusividad al Dolmen de Soto, durante la que se realizarán distintas actividades en las que el principal objetivo es dar a conocer la importancia del monumento megalítico triguereño, uno de los monumentos megalíticos más importante de Europa.

En el centro museístico ya inauguró el 11 de diciembre del 2023 la exposición 100 años del Dolmen de Soto, coincidiendo con los 50 años del Museo de Huelva. La actividad de esta semana comenzará el domingo, 14 de abril, con un taller dedicado al megalitismo, dirigido tanto a los más mayores como a los más pequeños, en el que además de descubrir las grandes construcciones megalíticas y sus posibles significados, se realizará la construcción de un pequeño dolmen por cada uno de los participantes, según ha informado la Junta en un comunicado.

El martes 16 de abril, a partir de media mañana, se presentará el Diorama didáctico del Dolmen de Soto, un recurso realizado con piezas de Playmobil que recrea el poblado dolménico de Soto en los momentos prehistóricos más significativos.

El miércoles 17 de abril a las 17:30, Hugo Obermaier se traslada en el tiempo al Museo de Huelva para contar de primera mano cómo fue el descubrimiento del Dolmen de Soto y qué significó su hallazgo para la comunidad científica de la época Para el viernes, 19, y el sábado, 20 de abril, tendrán lugar visitas dirigidas al público familiar en la que se adentrarán en el mundo megalítico representado en el Dolmen de Soto.

Para culminar la Semana del Dolmen de Soto en el Museo de Huelva, se realizará un taller familiar denominado La simbología en el Dolmen de Soto, que, con los mismos pigmentos utilizados en el Dolmen, se reproducirán los grabados que aparecen en los ortostastos del monumento.

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11 abr 2024 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas: ,

En estos pueblos sevillanos se encuentra uno de los mayores yacimientos prehistóricos de España

Se trata de los municipios de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, donde se hallaron restos de la Edad del Cobre.

11/04/2024. Diario de Sevilla. Carmen P. Acal. 

Su nombre es Valencina y de la Concepción y es un pueblo ubicado en la parte alta de la comarca del Aljarafe, un lugar situado a apenas unos kilómetros de la capital que guarda una gran historia. Y es que en su subsuelo se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España e incluso de Europa, que datan de la Prehistoria, concretamente de la Edad del Bronce. 

La Zona Arqueológica de Valencina tiene una extensión superior a las 400 hectáreas, lo que la convierten en uno los más grandes asentamientos del III milenio a.C. y lo que demuestra que bajo este municipio debió haber un gran centro económico, social y ritual en su época. 

Diferentes hallazgos

Desde su tardío descubrimiento, en la segunda mitad del siglo XIX, de manera fortuita tras la realización de unos trabajos agrícolas, han ido saliendo a la luz construcciones del primitivo poblado como fondos de cabañas, silos o fosos. Valencina está rodeada por necrópolis y otros restos arqueológicos cuya antigüedad puede oscilar entre el 3300 y el 2200 antes de Cristo y que la convierten en uno de los principales focos del megalitismo peninsular y verdadero centro neurálgico durante el III milenio antes de nuestra Era.

Entre los restos arqueológicos también se encuentran las monumentales construcciones funerarias, las famosas «tholoi», estructuras circulares de piedra que servían como tumbas para individuos importantes, además de  numerosos objetos de cerámica, joyas y herramientas de trabajo, que ofrecen una valiosa información sobre la vida cotidiana de las personas que vivieron en Valencina hace miles de años. 

El dolmen de la Pastora

Desde que en 1860 se produjera el descubrimiento de La Pastora, una de las construcciones megalíticas más singulares conocidas en España, el yacimiento de la Edad del Bronce de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán no ha cesado de deparar hallazgos arqueológicos de gran importancia. 

Un dolmen es una construcción megalítica, que se forma clavando en la tierra varias losas en posición vertical  y depositando una o más losas en posición horizontal sobre ellas, a modo de cubierta. Un conjunto de dólmenes conforma una cámara que en muchas ocasiones se rodea de piedras de contención para mas locsas verticales. 

Esta construcción propia del Neolítico se usaba como sepulcro colectivo, pero también se cree que podía ser una forma de reclamar un territorio y reforzar la identidad grupal. 

En este caso se especula que el dolmen de la Pastora, que conforma un corredor de 25 metros de longitud, data de la Edad del Cobre y que se usaba para enterrar a personajes importantes de la zona. Algo curioso es que, mientras la mayoría de los dólmenes están alineados con la salida del sol, éste está orientado hacia el ocaso. Se trata de una peculiaridad que ha desatado especulaciones sobre su posible significado, que aun no se ha conseguido resolver. 

El dolmen de Matarrubilla

Por su parte el Dolmen de Matarrubilla fue descubierto en 1917, también durante unos trabajos agrícolas. En este caso el corredor tiene una longitud de 32 metros. El pasillo se construyó con paredes de mampuestos de piedra y capas de arcilla cubierto de grandes losas de piedra caliza y el suelo preparado con margas endurecidas. 

En su cámara se encuentra un gran bloque de mármol tallado con un rebaje en la parte superior, que pudo ser un altar o mesa de ofrendas.  Esto le otorga también, como en el caso de La Pastora, una especial significación relacionada probablemente con la funcionalidad ceremonial. 

Visitas al yacimiento

El Enclave Arqueológico de los Dólmenes de la Pastora y Matarrubilla, en el término municipal de Valencina de la Concepción, donde se ubica este yacimiento prehistórico, se puede visitar durante todo el año de martes a domingo a lo largo de la mañana. La visita es libre y gratuita pero para preservar el lugar hay limitaciones de aforo, por lo que es necesario concertar cita previa mediante la plataforma de reservas on-line de la Junta de Andalucia o del correo electrónico reservamuseovalencina@gmail.com.

La duración de la visita es de dos horas, aproximadamente, incluyendo los traslados que se realizarán con los medios propios de cada visitante, individual o grupo (automóvil, bus). Tal y como informa el portal de la Junta de Andalucía en la actualidad no es posible visitar el dolmen de Matarrubilla. 

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